El tarot es una práctica con siglos de historia que combina símbolos, intuición y estructura. Para algunos, es una herramienta espiritual. Para otros, una forma de reflexión. Para muchos, una manera de hacer una pausa y escuchar algo distinto a lo que la lógica nos repite todos los días.
En esta nota te contamos qué es el tarot, cómo funciona una lectura y por qué, aunque no tengas ninguna creencia esotérica, puede ser una experiencia interesante (y hasta reveladora).
¿Qué es el tarot?
El tarot es un sistema de cartas ilustradas que se usa para interpretar situaciones, emociones o momentos de vida. A diferencia de otros métodos adivinatorios, el tarot trabaja con arquetipos, imágenes cargadas de simbolismo que permiten múltiples lecturas según el contexto de quien consulta.
No se trata de predecir el futuro como si fuera un destino cerrado. Se trata de leer posibilidades, patrones, movimientos. Una especie de mapa simbólico que se despliega en el momento y habilita nuevas formas de mirar lo que ya está.
Un poco de historia
Aunque el origen exacto del tarot es debatido, se sabe que las primeras barajas aparecieron en Europa alrededor del siglo XV, principalmente en Italia y Francia. El Tarot de Marsella, uno de los más famosos, data del siglo XVII y sigue siendo uno de los mazos más utilizados.
Con el tiempo, surgieron distintas versiones: Rider-Waite, Egipcio, Thoth, entre muchos otros. Cada uno con su estilo, pero todos con el mismo núcleo: una mezcla de imágenes, estructura numérica y carga simbólica.
¿Cómo funciona una lectura de tarot?
Una persona hace una pregunta o simplemente pide una lectura general. El tarotista (o quien lee las cartas) baraja y dispone una cantidad determinada de cartas sobre la mesa, según una estructura llamada tirada.
A partir de ahí, cada carta se interpreta según su significado, su posición y la relación con las demás. No hay una única forma correcta de leer. Hay intuición, experiencia, conocimiento y, sobre todo, escucha.
Tipos de tiradas más comunes
Tirada de tres cartas: pasado, presente y futuro. Simple y efectiva.
Tirada de una carta: para tener una respuesta rápida o una idea fuerza del día.
Tirada del sí o no: preguntas cerradas con interpretaciones simples.
Tirada en cruz celta: más extensa, para consultas profundas.
Tiradas temáticas: amor, trabajo, decisiones, caminos posibles.
¿Qué se puede preguntar al tarot?
Lo que quieras, con respeto. El tarot no censura preguntas, pero responde mejor a aquellas que abren, no a las que cierran.
✔ ¿Qué puedo aprender de esta situación?
✔ ¿Qué necesito mirar para avanzar?
✔ ¿Qué hay detrás de lo que no entiendo?
✘ ¿Cuándo me voy a casar?
✘ ¿Voy a ganar la lotería?
El tarot no te da respuestas cerradas. Te propone espejos.
¿Quién puede leer el tarot?
Cualquiera. No hay que tener un don místico ni herencia ancestral de la tía solterona que cuando eras más chico o chica te daba algo de miedo y curiosidad. Leer el tarot es una práctica que se estudia, se practica y se afina con el tiempo. Algunas personas tienen una sensibilidad más desarrollada, otras un enfoque más técnico. Todo vale.
La intuición se entrena. El conocimiento se aprende. La conexión con las cartas se construye con tiempo y confianza.
El tarot también es juego (y no es poca cosa)
En un mundo lleno de métricas, pantallas, lógica y eficiencia, el tarot ofrece algo distinto: una pausa.
Un momento de juego simbólico.
Un minuto donde no hace falta tener la respuesta correcta.
Leer las cartas es, también, permitirte no saber, dejar que otro lenguaje hable. Es un gesto lúdico, un descanso suave del control. Y eso, a veces, es más terapéutico que mil consejos.
Conclusión
El tarot no es magia, pero puede ser revelador.
No es verdad absoluta, pero puede mostrar caminos.
Y sobre todo: es una herramienta para hacer una pregunta distinta.
Una que tal vez no te habías animado a hacer.
En próximas notas, vamos a explorar el significado de cada carta, distintos tipos de tiradas y cómo elegir tu primer mazo.
Esto recién empieza.
Bienvenidas y bienvenidos a Argentina Tarot.